Primeros pasos hacia la riqueza alcanzable

 

Artículo escrito por: Guillermo Estefani Monarrez, director de Bina Ormasel, una sociedad tenedora (holding) de acciones de empresas que se dedican a una serie de diversas actividades de negocios comerciales, industriales y de servicios.

 

Algunas perspectivas acerca de la riqueza nos dicen que con dinero se puede pagar la operación de alguno de nuestros padres, cumplir con la promesa que hiciste a tu hija de llevarla de viaje y ser solvente ante los eventos inesperados de la vida.

 

Incluso, hay quienes creen que, logrando una cantidad suficiente de dinero, podrían liberarse de tener que soportar un trabajo desagradable o de tener que estar con personas con las que no se llevan bien.

 

Pero creo que la utilidad más poderosa de la riqueza es que facilita la inclusión en los juegos de la vida, lo cual trae más felicidad a las personas que son excluidas.

 

La naturaleza del dinero en esencia es “confianza inscrita”, y, por tanto, si lo manejas con sabiduría puede aumentar tu credibilidad en diferentes campos de la vida.

 

Ahora bien, existe un principio universal para cultivar todo tipo de valores, el cual se conoce como el principio de la “ganancia compuesta”, que también podemos llamar “acumulación”.

 

De hecho, hay una fórmula matemática famosa para describirla (M = C × (1 + i) ^ n), que veremos en otras reflexiones, pero por practicidad trataré de explicar a continuación cómo se aplica en las finanzas personales.

 

Imagina una pequeña bola de nieve que baja por una colina acumulando más y más material para sí conforme avanza hasta convertirse en una avalancha imparable.

 

Para que quede más claro, puedes hacer un ejercicio sencillo con tu situación financiera personal que todas las personas con nociones de contabilidad conocen: toma una hoja en blanco y divídela en tres columnas como las siguientes:

 

 

Activos: qué son, cómo se clasifican y cuáles son algunos ejemplos

 

El título de la primera columna es “activos”, que en pocas palabras son tus “derechos” económicos, todo aquello sobre lo que tienes posesión o control. Estos se pueden ordenar por su liquidez.

 

Los activos líquidos son de los que puedes disponer el día de hoy para cumplir con tus obligaciones: dinero en efectivo, dinero en cuentas bancarias o criptomonedas.

 

Podrías también hacer una lista de bienes de consumo no tan líquidos, pero que tendrías que rematar con un descuento en caso de alguna complicación financiera. Para incluirlos en la lista, se registra por ejemplo el 50 por ciento del valor de la factura de tu computadora o tu automóvil (en caso de que ya no los debas), el 10 por ciento de la ropa que tienes en el armario o un porcentaje de ciertos tesoros como joyería.

 

Por su parte, los activos fijos serían aquellos bienes que no planeas vender en los próximos dos años. Podrían ser, por ejemplo, inversiones en fondos o planes de retiro, derechos de regalías sobre marcas o inclusive el valor comercial de terrenos, casas, bodegas, etcétera. También participaciones en negocios como acciones y hasta objetos valiosos como obras de arte que tengas almacenados.

 

Puedes sumar los subtotales de estos valores por grupos, pero el total de esta columna es el valor de tus activos, otra forma de decirlo es que son la confianza materializada que puedes controlar en el sistema económico donde vives.

 

Entiendo que hay creencias que sugieren que “activo” es algo que “pone dinero en tu bolsillo” y que los “pasivos” son los que “sacan dinero de tu bolsillo”. En realidad, la diferencia está entre “derechos” y “obligaciones”, pero dejemos esta discusión para otra ocasión.

 

Pasivos: qué son, cómo se clasifican y cuáles son algunos ejemplos

 

En la segunda columna escribirás el título “pasivos”, que no son más que tus obligaciones o responsabilidades de pagar deudas, promesas por cumplir o todo aquello que alguien te exige que cumplas.

 

Sugiero que en la parte superior incluyas todo tipo de deudas morales, como esas promesas incumplidas que quieres olvidar o que no has querido enfrentar, por ejemplo, el típico “préstame y luego te pago” que nunca pagaste y que te ha llevado al deterioro o fricción de tus relaciones personales.

 

Por su parte, las deudas de corto plazo son aquellas que deben quedar liquidadas en menos de un año, por ejemplo, el saldo total de tus tarjetas de crédito, los impuestos por pagar de tu declaración anual, el pago de rentas atrasadas o un dinero que pediste prestado a algún amigo o familiar por una emergencia.

 

Por otro lado, las deudas de largo plazo son aquellas que tienen términos más allá de un año, como un crédito automotriz o un crédito hipotecario.

 

De hecho, en general es más fácil identificar las obligaciones que hay que cumplir que hacer un recuento de los activos o determinar su valor, porque entre los activos hay algo que se conoce como “intangibilidad”, pero no te compliques demasiado.

 

Las deudas de corto y largo plazo son precisas, claras y no están sujetas a controversia, así que son más fáciles de sumar, mientras las deudas morales se deben enfrentar para decidir qué hacer con ellas: liquidarlas o renegociarlas.

 

Entre más intereses pagues por tus deudas, menor margen de maniobra tendrás para ser generoso o de usar este recurso para avanzar en otras iniciativas.

 

Capital contable o riqueza

 

A la tercera columna los contadores la llaman “capital contable”, pero aquí la llamaremos “riqueza”. Esta es la bola de nieve que debe crecer año con año.

 

Tu riqueza es la diferencia entre el tamaño de tus derechos económicos menos tus obligaciones. Es el capital con el que cuentas. Otro término que podemos darle es el de “credibilidad económica” o inclusive “solvencia”.

 

El cambio de los números con el paso del tiempo, por ejemplo, nos sirven para decir que no es tan importante el tamaño de los pasivos, sino su relación con la solvencia.

 

El ejercicio es útil para que conozcas tu situación financiera actual. Después, la siguiente herramienta esencial en las finanzas personales es tu presupuesto, con el que puedes conocer tu capacidad de ahorro, que es la diferencia entre tus ingresos menos tus gastos, pero esto lo podemos ver más adelante.

 

En el juego económico no tiene mucho sentido perder el tiempo comparando tu situación con otros. Lo que para ti puede ser una situación eufórica causaría tristeza para otros. Hay un sesgo mental en el que los que tienen $1 se comparan con los que tienen $100 y los que tienen $100, con los que tienen $1,000. Así que nunca nadie está satisfecho.

 

El propósito del ejercicio es que tomes perspectiva de tu situación actual para que tomes decisiones concretas en cuanto al desarrollo de esta riqueza año con año.

 

En esencia, el juego consiste en usar sabiamente los activos que tienes a tu disposición y que aumentes el tamaño del capital año con año. Esta es la esencia para la acumulación de riqueza.

 

Te han mentido, la riqueza sí puede ser inmediata

 

Ahora bien, hay una avenida más directa a la riqueza, comúnmente conocida como “felicidad”, la cual incide en el grado de satisfacción que tienes con tu vida.

 

Decía Ben Graham que para tener éxito en la disciplina de las inversiones “es mejor tener un buen carácter que un buen cerebro”. Así que creo que desarrollar adecuadamente tu carácter puede hacer toda la diferencia en cuanto a los impulsos de codicia que llevan a las personas a tomar decisiones desordenadas o precipitadas con las ansias de hacerse “ricos de la noche a la mañana”.

 

La próxima vez que sientas un impulso de locura de desear ganar 100 veces más de lo que ganas actualmente al año pregúntate de dónde salió esta idea, ¿algún conocido hizo algún comentario hiriente y quieres demostrarle que se equivoca? Quizás aprender a no darle importancia a comentarios insignificantes sea más eficaz que darles rienda a motivos incorrectos.

 

¿Quieres gastarte una montaña de dinero para sentirte mejor? Quizás cambiar tu enfoque para hacer amigos verdaderos y sinceros tendría más provecho.

 

Si tu motivo es ganar más valores económicos para lograr el respeto de tu familia, quizás simplemente podrías pasar más tiempo de calidad tratándolos con respeto y dignidad que compensando malos tratos con pequeños amuletos de aprecio.

 

Lo que quiero decir es que para subir varios peldaños en una escalera que mida la felicidad, algunos simplemente hacen pequeños cambios en la forma en que ven su vida y comienzan a practicar la gratitud, la amistad, y la generosidad, lo que les da todo tipo de riquezas inmediatas, fácilmente alcanzables.

 

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